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Mostrando entradas de diciembre, 2009

Trejo está hecho de algodón

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Era más o menos marzo de 2006. El calor nos azotaba ferozmente las axilas y las guitarras ya estaban sonando en un rincón mojado del Cafecito del Fondo. Cuty nos mandó llamar. Quería formar un grupo, una alianza o algo así. Nos habló sobre la necesidad de unir esfuerzos para promover nuestro trabajo en conjunto. Realizaríamos un movimiento de cantautores independientes que buscara despertar conciencias en La Laguna. Éramos jóvenes, disculpen ustedes la inocencia. Pero todo quedó así, en un a ver qué sale, en un débil rastro disuelto en medio de un terregal desorientado. Nomás. Sin embargo, de aquel esbozo de sueño malogrado quedó algo chido: un buen amigo. Un gran compañero de andanzas: El buen vato Trejo... Esta es su historia. Carlos Trejo Sabag nació en el desierto del norte (Torreón, 1983), lugar en donde actualmente reside. Motivado por la condición de adolecente, tomó la guitarra de la familia e intentó sacarle sonido para luego darse cuenta de que necesitaba un maestro, mismo qu...

Gotcha: es de a mentiras pero duele

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Ya lo habíamos planeado desde hace un buen rato, pero siempre nos ganaba la decidia. Finalmente llegó diciembre y sus cambios y nos lanzamos. Fuimos al campo La Roka, que está a la entrada de Monterrey, por el sur, en el rancho El Uro. El gotcha es un juego divertido, aleccionador, desestresante. Es jugar a la guerra, pero sin bajas humanas de por medio. Tal vez de testículos, pero no más. Uno tiene que meterse en el papel de matón porque si no, se corre el riesgo de ser alcanzado por las “balas” del enemigo. Está pensado para dos equipos rivales los cuales ocupan dos lugares extremos en un terreno específico. En el que nos tocó ir, había elementos realistas que le daban al evento un toque de entrenamiento militar: coches incendiados, puentes, trincheras, llantas, pozos. Sólo hacía falta un pantano (bien lo dijo Daniel) para salir sigilosamente como Rambo entre el fango y matar a todos esos bastardos vietnamitas. Hay un árbitro que se encarga de decir a quién han matado, cuántos rivale...

Imaginando vidas

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Hace unas semanas, cuando hice un viaje por el sur de México, tuve una sensación muy extraña. Iba en el autobús rumbo a Tuxtla Gutiérrez, del lado de la ventanilla, viendo los paisajes, las casas, las personas, los cuadros artísticos que el ambiente me iba regalando; cuando de pronto, tuve como una especie de revelación: Esas personas que estaban al otro lado del vidrio, ¿quiénes eran? ¿Qué hacían? ¿Cómo eran sus vidas? ¿Cómo vivían ellos su andar cotidiano? Fue algo que me sobrecogió. Era como si la realidad, de forma intempestiva, se hubiera partido en dos, un universo cerrado, seguro, apartado, el mío, dentro del automóvil; y otro abierto, inseguro, real, tangible, el de ellos. Entonces me puse a imaginar sus vidas, traté de pensar en cómo era un día en la vida de aquellos hombres y mujeres que alcanzaba a ver. Todo fue muy rápido, por supuesto, pues la velocidad del camión era considerable. Era como ir procesando información a la velocidad de la luz y se me vinieron a la mente las ...

¿Estamos realmente solos?

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Siempre me ha fascinado el tema de la astronomía. Ha sido parte de mí desde los 5 años cuando, una tarde, en el corral (así le llaman en mi barrio al patio), me acosté en la tierra y empecé a contemplar por primera vez el cielo: Veía cómo cruzaban las nubes despacito, como sin prisa por llegar a ningún lado, y tomaban formas extrañas; yo las señalaba con el dedo índice y me explicaba a mí mismo las formas posibles que iban agarrando. Pero de súbito, esas imágenes dejaron de llamar mi atención cuando apareció la primera estrella en el firmamento. Ese extraño objeto brillante sólo lo conocía en los cuadernos del preescolar porque la maestra lo dibujaba con la conocida figura con picos (el típico símbolo que ahora vemos en la punta del árbol de Navidad); pero ésta que estaba encima de mí, la que me produjo asombro, era la real y distaba mucho de parecerse a la que nos contaba la educadora. Ahí fue cuando mi conciencia empezó a despertar a una realidad totalmente distinta. Veía cómo la bóv...

Reflexiones de un arquitecto

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¿Cómo va descubriendo uno a los amigos en el camino? ¿Éstos simplemente llegan? ¿Uno los busca? ¿Aparecen, como la combustión humana espontánea, de manera misteriosa? No lo sé. Pero de algo sí estoy muy seguro: cuando están presentes en nuestra vida, hay que valorarlos y darles el afecto que uno siente por ellos sin reserva. Este vato que les voy a presentar a continuación (y que por cierto tocó conmigo apenas hace una semana en Torreón) es un chingonazo. Nos conocimos hace un año y medio. Los dos veníamos de latitudes totalmente distintas, pero resultó que coincidimos en este trabajo (cosas de la vida), en esta ciudad alejada de la mano de Dios. Desde el primer momento, nos dimos cuenta de que congeniábamos de manera sensacional. Él llegó primero, y, cuando recién aterricé en este lugar nuevo, con gente extraña, desconocida, él generosamente se ofreció a darme alojamiento por unos días: Así, desde nuestras primeras pláticas, quedó firmada nuestra amistad. Hemos vivido miles de aventur...

Teatro Nazas Unplugged

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Se había creado una ansiedad terrible, lo confieso. Y es que no era para menos: cantar en un teatro, delante de cientos de personas, no frieguen, sí da miedo. Pero bueno, se suponía que esto ya lo había hecho muchísimas veces, pero la verdad es que después de casi dos mil años (un poquito menos) mi capacidad de control y soltura arriba de los escenarios ya se estaba oxidando un poco. Esta aventura comenzó a principios de noviembre, cuando recibí la llamada de Cuty Martínez invitándome a participar en el 2º Encuentro de Cantautores de la Laguna. Yo estaba visiblemente emocionado y le comuniqué la noticia al buen Iván, le dije que fuera afinando su sax porque lo quería al cabrón en mi presentación, tocando esa rolita que ya habíamos ensayado de manera relajada. “Ahora va en serio, mi buen, ¡vamos a tocar en la grande!”, le dije para que se fuera preparando. “Cuenta conmigo, mi hermano”, me respondió y con esto quedó sellado una especie de compromiso de honor, como dos soldados que están ...