Guatemala, de cómo se mezclan la aventura y la sensación de peligro en un solo viaje
Ningún viaje de mi pasado totramundero había sacudido tanto mis sentidos como mi travesía por Guatemala. No de la manera como ahí ocurrió: porque puse a prueba mi valor, el carácter forjado con los años, mi capacidad de asombro y el amor por explorar nuevas tierras, que se renovó por completo. No fue fácil, pero mi suerte ya estaba echada: un buen día decidí que quería atravesar este hermoso país centroamericano sólo con mi mochila a cuestas. Y lo hice. Y lo que viene a continuación es un relato de lo que viví durante las dos semanas que me tocó caminar, correr, explorar, nadar y sobretodo, contemplar fascinado las ciudades que llegué a conocer de Guatemala. Esta vez no me centraré en dar detalles sobre precios, hoteles, rutas, como lo he hecho en anteriores diarios, porque esta experiencia la quiero narrar desde una óptica intimista , y esto quiere decir, desde lo que le ocurrió a mis sentidos mientras lo viví. Es curioso cómo resultan las cosas cuando uno empieza a otorgarles...