Avalancha del crimen

Supongo que todo comenzó así: Desde el comienzo de los tiempos hubo maldad. Desde la más primitiva, cuando un molusco le robaba el bocado a otro, hasta la más vil, cuando un hombre cruel con una quijada de burro asesinaba a su propio hermano. Así comenzó la avalancha del crimen, esa maldita violencia que ya nadie podrá detener. Sin un plan determinado, sin un guión, el crimen comenzó a fraguar una carrera muy redituable a la que todos, en distintas épocas de la historia, hemos ayudado a cristalizar. La maldad no existe, es cierto. Es un concepto propio del Hombre. Sin embargo, es real. Se expande como el universo. Engaña a los débiles, que quieren pasar por valientes, y a los cobardes: a ellos, los seduce con la idea de poder. Por eso no es raro ver a jóvenes involucrados en el crimen organizado, chiquillos sin idea de lo que están haciendo, sólo dejándose llevar por un instinto primitivo, el de querer sentirse con más poder, ser alguien en el ámbito donde se desenvuelven. ¿Y qué es el...