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Mostrando entradas de abril, 2010

De dónde venimos y hacia dónde vamos

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Yo soy de México, por cierto. Cuando viajé al extranjero me di cuenta de lo siguiente: Los colombianos se sienten muy orgullosos de su patria. La sienten, la viven, la presumen. Los cubanos igual. No cambiarían su lugar de origen por nada del mundo mundial. Esta situación me puso a pensar en esta ocurrencia: ¿De dónde se es realmente? ¿Debemos sentirnos de un país, una región o una ciudad por el hecho de haber nacido ahí? Y si se siente uno perteneciente a un lugar determinado, ¿por qué ocurre? ¿Qué elementos influyen para tomar tal decisión? ¿Es una decisión o un sentir? Yo, por ejemplo, nací en Toluca. Pero mi nacimiento ahí fue meramente circunstancial. Mi padre en aquel entonces tuvo un empleo repentino en una empresa de motores. Mi mamá, en ese momento, ya estaba panzona de mí. Al poco tiempo llegué yo: Allá me tocó abrir los ojos por primera vez y presencié las bondades de la vida. Pero a los dos años regresamos a La Laguna. Pasé en la Comarca, por lo tanto, mi infancia, adolesce...

Los milagros

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Uno los espera todo el tiempo. Uno cree merecerlos, por el simple hecho de existir. Pensamos que somos únicos, especiales, y siempre estamos a la expectativa, pensando con convicción de que Dios o la Vida o los extraterrestres nos los deben conceder porque sí, porque somos buenísima onda con el prójimo; hasta hacemos alguna buena obra de vez en cuando, para que el milagro llegue con mayor justificación, y hasta le damos, en la primera oportunidad, seis, siete pesos al niño que se acerca con carita triste, pidiendo una ayuda porque no ha comido en todo el día. Pero los verdaderos milagros van más allá de nuestros mezquinos deseos terrenales. No se trata de hacer una buena obra para recibir un premio. La cosa no es ir de rodillas a la Basílica, mientras dos pobres vatos van poniendo cobijas delante nuestro, de manera alternada mientras vamos avanzando, para que la manda sea menos dolorosa; porque tampoco se trata de rasparnos las rodillas hasta que se descarapelen, hay que ser astutos pa...